¿A ti también te apetece probar el bikepacking y pasar unos días rodeado de naturaleza con tu bicicleta? Aquí tienes algunos consejos para preparar tus maletas y optimizar tu espacio.
La primavera marca oficialmente el inicio del periodo de aventuras al aire libre, inmersos en la naturaleza para disfrutar plenamente de las maravillas que nos ofrecen las estaciones cálidas.
Una de las actividades más populares y en boga en este periodo es sin duda el bikepacking, o viaje en bicicleta, que también se considera entre los recién llegados a las dos ruedas: el encanto de la lentitud, la exploración de lugares remotos, la autosuficiencia, características que amplifican la belleza de la experiencia que se va a vivir.
Por definición, el viaje en bicicleta o bikepacking puede parecer sencillo y fácil de gestionar, pero para disfrutar plenamente de la experiencia y no tropezar con errores que puedan comprometer las vacaciones, hay que prestar atención a ciertos detalles que garantizarán un resultado inolvidable.
Bikepacking, consejos generales para empezar
Con la experiencia acumulada a lo largo de los años, junto con los consejos de algunos amigos viajeros empedernidos y expertos en bikepacking, hay algunas nociones generales que he aprendido y que sin duda hay que tener en cuenta:
La elección de la bicicleta: no existe un único modelo dedicado, pero sin duda debe elegirse en función de la comodidad y de la «forma de pedalear» de cada uno. Hay quien prefiere la bicicleta de grava, perfecta para mezclar caminos blancos y de asfalto, quien prefiere una bicicleta de montaña con horquilla amortiguada, ideal para rutas off-road más técnicas, o quien, en cambio, previendo un viaje largo, opta por una cómoda bicicleta híbrida, preparada para un posible portaequipajes y bolsas más voluminosas.
Es fundamental cargar la bici y no la espalda: ante todo, hay que asegurarse de cargar el vehículo y no los hombros: una mochila o una riñonera son espaciosas y funcionales, pero es una buena norma meter casi todo en las alforjas. Aunque al principio pueda parecer totalmente soportable, cargar algo sobre los hombros durante muchas horas puede provocar molestias musculares o articulares que pueden resultar molestas o comprometer el viaje… evítalo absolutamente.
Bolsas: así que luz verde a las bolsas de todo tipo, desde debajo del sillín hasta encima del cuadro, pasando por las vainas del manillar y la horquilla: lo importante es que sean prácticas, bien equilibradas y, sobre todo, impermeables.
Otra regla básica es: «menos es más». Durante y después del viaje comprenderemos realmente lo edificante y útil que es reducirlo todo a lo esencial, sin florituras, al mínimo.
Preparación de las mochilas
Es fundamental planificar el periodo en el que vamos a viajar, para calibrar mejor nuestro equipaje en función del clima y las temperaturas que esperamos encontrar.
Obviamente, es mucho más fácil y asequible planificar un viaje de bikepacking en primavera o verano, quizás durmiendo en instalaciones a lo largo del camino: esto permite viajar muy ligero y menos cargado con una tienda de campaña y un saco de dormir.
Lo contrario ocurre en invierno o cuando las bajas temperaturas implican una organización impecable, preferiblemente con la ayuda de guías experimentados que estén listos y preparados para salvarte de posibles situaciones críticas.
Ropa de bikepacking
Es vital tener en cuenta la calidad de la ropa técnica de ciclismo que necesitamos para la aventura: tejidos antibacterianos que dejen siempre nuestra piel seca y sobre todo que sean compresibles y ligeros, porque es fundamental que ocupen poco espacio.
Precisamente estos aspectos merecen mucha atención y tienen un gran impacto en la salida en bicicleta: siempre hay que asegurarse de tener a mano al menos una muda de pantalón y una camiseta de «primera capa».
En verano, se pueden lavar por la noche para que estén secas a la mañana siguiente, ¡o tal vez se pueden «embanderar» al aire atadas a las alforjas de la bicicleta!
Literalmente indispensable, pues, es una capa que pueda tener a la vez funciones antiaéreas y antilluvia, preferiblemente muy comprimible: será de gran ayuda en los días climáticamente más difíciles, protegiéndonos de los «chaparrones indeseados» y permitiéndonos disfrutar incluso con mal tiempo.
Para no llevar demasiadas capas con las que combatir cualquier resfriado, un juego de manguitos, polainas y calentadores de cuello podría salvarnos el día en caso de bajada repentina de las temperaturas o si decidimos empezar las jornadas al amanecer.
En resumen, con un mínimo de preparación, todos estamos listos para disfrutar de unos días como viajeros sobre nuestras bicicletas, redescubriendo el sabor de la movilidad sostenible, más en contacto con las realidades locales por las que pasamos: hay trabajo duro que hacer, seguro, pero forma parte de la empresa y volveremos a casa satisfechos y ya listos para planificar la próxima aventura.
¡Feliz bikepacking a todos! 🙂